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PROBLEMAS AMBIENTALES Y DE SALUD PÚBLICA POR EL CONSUMO DE CARNE

Desde Vive El Polo hemos decidido llevar a cabo un estudio relacionado con el consumo de carne en España. Aunque nos parezca mentira, algo tan sencillo como alimentarnos de productos cárnicos puede tener grandes efectos negativos en el medio ambiente, incluyendo en los polos, que son la zona en la que se centra nuestra fundación.

Según el Ministerio de Agricultura sobre alimentación de 2014 en España , el consumo medio per cápita de carne es de 51 kilos al año.

Este elevado nivel de consumo de carne requiere incrementar el número de ganado, por lo tanto sus dañinas consecuencias ambientales también lo hacen.

Según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero: un 18% más de CO2 que el sector del transporte.

Estas emisiones se producen a lo largo de la cadena desde la producción de piensos (incluye la producción de fertilizantes químicos, la deforestación para producir forrajes y abrir pastizales, etc.), pasando por la producción animal (que incluye las emisiones de la fermentación y de óxido nitroso del estiércol), hasta el CO2 liberado durante la elaboración y el transporte de los productos animales.

El resultado es que el sector ganadero es responsable del 9% del CO2 procedente de las actividades humanas.

Esto conlleva una serie de consecuencias ambientales. Por tanto podríamos afirmar que el elevado consumo de carne es una de las principales causas del calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad.

En cuanto al ámbito de la salud, consumir una elevada cantidad de carne también tiene consecuencias negativas. Entre ellas encontramos:

El aumento de la presión arterial y del nivel de colesterol, que se acumula en las paredes arteriales haciendo que disminuya el flujo sanguíneo, lo que incrementa la posibilidad de sufrir enfermedades cerebrovasculares y la disfunción eréctil.

El incremento de riesgo de padecer cáncer. En 2015, la Organización Mundial de la Salud colocó a las carnes procesadas en la misma categoría de riesgo de cáncer que el asbesto y el tabaco. Por ejemplo se han realizado estudios que demuestran que las mujeres que consumen una porción de carne roja a la semana tienen un 22% menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama que las mujeres que comen 1.5 porciones a la semana.

Un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard ha demostrado que incluso el consumo moderado de carne roja o procesada aumenta significativamente el riesgo de diabetes tipo 2.

La carne es rica en proteínas, que se digieren después que las grasas y los carbohidratos, haciendo que la energía que recibimos de la proteína sea un excedente. Este excedente se convierte en grasa y se almacena en el cuerpo, causando mayor riesgo de sufir obesidad. Un estudio atribuye casi el 13% de la tasa de obesidad al consumo de carne.

En general, se ha demostrado que aquellas personas con una alimentación basada en un elevado consumo de carne tienen menor esperanza de vida. Por ello, los médicos y expertos recomiendan limitar los productos animales en nuestra dieta y consumir mayor cantidad de productos vegetales. Además, de esta forma contribuiríamos también al cuidado del medio ambiente.


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